Presentación de la Novela I

Disertación:

El Fantástico en la Literatura contemporánea.

Andrea V. Luna   Foto: Marcelo Orlich

Para ver las repercuciones: Publicación en el diario varelense Varela Al Día.
Comenzar diciendo que De Joyas y Guerreros es una novela Fantástica es comenzar a meterme en un problema. Mucho se ha discutido sobre la pertinencia del Género Fantástico puro, como tal, especialmente en novelas; tanto que Tzventan Todorov en su Introducción a la Literatura Fantástica nos dice que en ellas el “efecto de lo fantástico se produce solamente durante una parte de la lectura” y que, por lo tanto, “Lo fantástico tiene una vida llena de peligros, y puede desvanecerse en cualquier momento”, y que, por esto mismo, permanece en un equilibrio tan delicado que, en cuanto se pierde, hace caer el relato en alguno de sus géneros próximos: el Maravilloso (en el que lo sobrenatural es aceptado sin el menor atisbo de duda) y el Extraño (en el que el prodigio debe ser explicado en un intento, generalmente fallido, de racionalizarlo, de reducirlo a hechos conocidos y aceptados).

¿Qué es el Fantástico, entonces? Bien, lo Fantástico radica en la “vacilación común al lector y al personaje, que deben decidir si lo que perciben proviene o no de la “realidad”, tal como existe para la opinión corriente” (tales las palabras de Todorov). La duda, entonces, es lo que define al género… tomar una decisión sobre la naturaleza de los acontecimientos (realidad, sobrenaturalidad) es salirse de sus parámetros y adentrarse en algo, como se dijo, bastante diferente. Por supuesto, los acontecimientos narrados tampoco deben explicarse como metáforas o alegorías. Lógicamente, otros autores han objetado la dureza de la clasificación de este autor y evidenciado ciertas fallas en el modelo pero, lamentablemente, tampoco se han puesto de acuerdo en una nueva propuesta que lo remplace.

De Joyas y Guerreros nace, entonces, con alma de equilibrista, intentando mantener, justamente, ese delicado equilibrio. Nace, tal vez, también, de una idea obstinada, de un desafío: el Fantástico es posible más allá de Todorov y puede sostenerse a lo largo de una novela en la que todos dudan de la naturaleza de los acontecimientos en los que se ven inmersos.

¿Por qué escribir Literatura Fantástica? ¿Por qué no? Si vivimos en un mundo en el que la duda parece ser uno de los motores fundamentales sobre los que se construye nuestra sociedad… sociedad que se cree “tan occidental, tan racional” que cuando los valores que provienen de las religiones establecidas, de la religiosidad popular, de las concepciones religiosas nativas o no tienen ya cabida, o se deshechan como “pasados de moda”, o irrumpen en nuestras vidas como acontecimientos inexplicables. De ahí la duda en la que nos vemos inmersos: ¿es una coincidencia, es el destino, es un milagro, es magia? Y, entonces, es el momento en que cada uno debe decidir qué hará con ese sentimiento: ¿lo explicará o lo dejará fluir así, sin más?

Tal vez esto pueda ser parte de los orígenes mismos de la creación Literaria.

Por mi parte, empecé a escribir de chica, cuando estaba en el secundario y me fascinaban las novelas de Agatha Christie... ahí, una profesora me dijo que lo hacía muy bien y que siguiera adelante... extraño, porque es la misma que después me dijo que si estudiaba Letras nunca más iba a volver a escribir... por suerte, se equivocó bastante: me recibí de Prof. en Letras en la UNLP y acá estoy.

¿Qué me inspira? No hay nada específico: un sentimiento, una idea, algo que decir... hasta una apuesta con mis alumnos terminó en una poesía hecha con ellos que a mí me gusta mucho y estaba basada en una imagen... puede ser un paisaje... no sé, ¡un beso! En general, es la necesidad de expresarse que te mueve el alma desde adentro... y crece hasta que explota en poesía o cuento o novela... y si lo dejás fluir, es algo que va solo; como cuando te proponés inventar una comida o un juego, un trago... bueno, yo invento desde la Literatura y otros lo hacen desde las Artes Plásticas. Me gusta jugar con las palabras y ver cómo suenan, cómo se modelan aunque a veces se pongan algo ariscas y me cueste escaparme de las cacofonías con las que se encaprichan.

Después se verá qué se puede hacer con eso: si publicás o se lo compartís en secreto a otro o a un grupo... no vale guardarlo en un cajón y esconderlo de todos... creo que la palabra el algo que se usa para comunicar y si no tiene destinatario pierde su función más esencial.

La imaginación, la palabra, la cultura, el Arte en general, la Literatura en particular, no tienen por qué ser objetos de museo… aun en nuestros tiempos, el alma debe ser nutrida. Y, como en casa, podemos cocinar nosotros mismos o llamar al Delivery… pero hacer nuestros propios platos, es parte del dar de nosotros hacia los demás. Y allí está el alma del autor.